El cuadro negriazul rompió con 22 años sin ganar títulos.
De la mano de Carlos Maldonado y un gol de "Lobo" Guerra, la "Pandilla del Sur" se lleva la Copa Venezuela y el cupo a Sudamericana.
El fin de dos décadas de sequía llegó ayer. Mineros, equipo de tierra noble y tradición futbolista, vio recompensada una buena Copa Venezuela coronándose ayer en su casa, el CTE Cachamay gracias al 1-2 que cosecharon en Valera y el tanto del "Lobo" Guerra que encendió las gargantas sedientas de títulos.
Fue un partido bien planteado. Carlos Maldonado jugó con la ansiedad de la visita y liquidó con mortales contragolpes. Le valió el primer título minerista desde la liga en 1989, además del pase a la Sudamericana 2012.
El partido empezó muy movido, de hecho bien dinámico para lo encharcado del terreno que se comportó a la altura a pesar de las más de seis horas de lluvia que tuvo que soportar.
La propuesta fue del local. Sabiéndose superior en el marcado global, tocó con calma y llegó al área rival sin problemas. A la visita le costo un poco más, pero no por ello dejó de llevar peligro.
Al 23 Mineros tuvo la más clara en los pies de Darwin Machis, en un tiro libre en todo el borde del área que impactó en una defensa cuando el arco estaba batido. También a puerta abierta se deslizaron en el húmedo césped varias veces, Machís, Julio Gutiérrez y "Lobo" Guerra sin éxito para conectarla e incrustarla. En el minuto de reposición, de nuevo el juvenil Machís tuvo el chance de meterla de cabeza, pero por muy poco se fue por un costado del arco.
SE ACABÓ LA AMARGA ESPERA
Con el cero a cero servia para ganar pero ante 22 años de sequía había que asegurar el marcador para evitar la desazón. Así lo entendió Carlos Maldonado, que siempre estuvo orientado al ataque, aunque en el complemento, ante la ansiedad de Trujillanos, lo inteligente era esperarles y hacerle daño de contragolpe. Y así pasó. Al minuto 6 del segundo tiempo una escapada de Alejando "Lobo" Guerra que culminó en disparo cruzado a las redes liberó ese grito de "gol" con sabor a título, sensación que se extrañaba por estas tierras y que los más jóvenes desconocían. Ahora, tribuna y jugadores apretaban para que se acabara el partido y celebrar.
Pero Trujillanos no lo puso fácil. A pesar de lo heroico que pudiera parecer la remontada no dejó de intentarlo. Tuvo varias intentonas, pero ninguna con suerte.
Machís pudo poner el de la guinda al 17 con un contragolpe en solitario. Faltaba el puntillazo, dar rienda suelta a esa alegría acumulada por años, pero el arco estuvo esquivo. Incluso, hasta en una que había dejado regado al meta a metros del área en el minuto final, fue cortada rápidamente por un defensa.
Con el pitazo del árbitro, llegó el momento de soltar ese nudo reprimido. Mineros vuelve a estar en la palestra y de nuevo, la afición se entrega a su equipo, fundiéndose en un gran abrazo entre jugadores y afición.
Fuente: Diario Meridiano
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